DIÁLOGOS DE LA NATURALEZA CREADORA
Y dijo la brisa:
- Démosle al hombre
el nombre de vida,
árbol, cuerpo, alma, hiedra,
muerte.
Dejemos correr su cuerpo
entre la hierba
;sus manos
por
el cuerpo
que no descansa.
Y dijo la lluvia desde
su trono de algodón azucarado:
- Démosle al hombre
su propio nombre de guerra,
nacerá suspendido en el aire
y morirá en medio de la vida,
entre dos cuchillos
que se cortan entre sí.
Y respondió a ambas el
trueno que dejó el relámpago
de aquella noche de verano:
- Castiguémosle con
el amor,
que la muerte muera
muerta
ante sus nombres
y la vida deje
en sus labios
el nombre de
las cosas.
- Démosle al hombre
el nombre de vida,
árbol, cuerpo, alma, hiedra,
muerte.
Dejemos correr su cuerpo
entre la hierba
;sus manos
por
el cuerpo
que no descansa.
Y dijo la lluvia desde
su trono de algodón azucarado:
- Démosle al hombre
su propio nombre de guerra,
nacerá suspendido en el aire
y morirá en medio de la vida,
entre dos cuchillos
que se cortan entre sí.
Y respondió a ambas el
trueno que dejó el relámpago
de aquella noche de verano:
- Castiguémosle con
el amor,
que la muerte muera
muerta
ante sus nombres
y la vida deje
en sus labios
el nombre de
las cosas.
Comentarios
Por ello, allá donde escasean la lluvia, la brisa y el trueno apenas se dan cita los excesos de la carne y las locuacidades.
(Escribo esto necesitado de Salbutamol, vamos, de Ventolín Inhalador).