... Y yo sigo escribiendo a las farolas

... Y yo sigo escribiendo a las farolas
porque son ojos de niebla,
apenas impresiones
de neones que no saben desescribirse.

... Y yo sigo amando desde avenidas
cuando las hiedras son muerte
y ya sólo quedan versos
que no saben de la vaguedad.
... Y yo sigo muriendo en las piernas
sin que tú tuvieses ojos para los futuros
ni vida con los labios y sin su (ella) mano.

... Y porque no quedan amaneceres
ni luces
ni desesperación
ni la sombra de los cipreses
ni los cipreses sin sombra
ni el amor sin-ti(endo)
ni la esperanza
ni las piedras.

... Y yo me desespero con los dedos
que no han de llegar a las cuencas
ni los ojos de la belleza.

... Yo me desescribo desde la punta de la lengua
que no ha de llegar a los ojos
ni al dolor de las extremidades
que se implanta en el cansancio

... No ...

Sigue los ojos

Ellos os llevarán al límite de los ojos
A Nosotros ya no nos quedan nombres ni bautismos
Y ahora me entierro en los relojes
que ya han perdido su manazas
y horcas para cuellos y sensaciones.
Después quizá venga el cansancio,
pero la muerte ya ha escrito su misión
en el pecho
(Dios mío, aquel pecho)

Comentarios

Entradas populares