Faro verde

Las algas del tiempo
plantan sus heridas a mis pies
como rozaduras de humedad
tras separarse
en la tristeza
del después del sexo.

Con marea baja
quedan al descubierto
los restos del sueño
y los fragmentos de la tormenta
como si la lengua de las olas
se abriera paso
por la embocadura de tu puerto.

Habitan en las aristas del rompeolas
líquenes a flor de roca
con esa obsesión de la supervivencia
de células indiferenciadas
como la tensión
de tu cuello
y el embate de la espuma
en la proa
del sueño.

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