West Pier

Al llegar al rellano
la escalera tuerce a la izquierda
en busca del arrullo de las palomas
y yo me siento en el andamio
de los pasos que dejo en los peldaños.

Las puertas son pesadas,
como un sueño
que se empeña en perseguirnos
más allá de la ducha.
Demasiado a menudo olvidamos
la tarjeta de visita
que nos cierra
la puerta del sueño.

Al dejar el rellano,
la escalera nos abandona
en la planta baja
y se cierra la puerta
como el párpado
con el peso del sueño.

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