Dublín

Quizá sea esta una ciudad
apropiada para enloquecer,
igual que las bajantes desaguan
en las aceras
y los gatos dormitan en los
aparcamientos.
¡…Y por qué no!
Dejamos parte de los zapatos
en los paseos
como la saliva que abandonamos
sobre los labios
en los besos robados
a mujeres desconocidas.
Quizá sea ésta una ciudad
desvencijada de memoria
igual que el anverso de las monedas
o la cara oculta de la luna
en la cartografía obsesiva
del recuerdo.

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