El despertar

El despertar
me abre los ojos a la mañana
como un tragaluz
olvidado por los chirridos de las golondrinas
(en invierno).
Hay un dolor sordo
por debajo de la segunda arruga
que ya me adorna la frente
pero mis ojos en la mañana
seguirán de nuevo en busca de tu
promesa.
Hay una recaída en el sueño,
un ahogarse bajo la almohada,
porque me alargo en busca de tu cuerpo
y ya no estás;
acaso te hayan encantado las voces
de cobre
tras los números y los talonarios.
El dormir
me entorna los ojos de la tarde
como una claraboya
revivida por el claqueteo de las cigüeñas
(en verano).

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