Siempre siento (he sentido)

Siempre siento (he sentido)
esa soledad de aeropuerto
en la espera tensa,
en los abrazos de las familias,
en el beso acalorado de las parejas,
en la soledad de la mujer que espera;
pero nunca he tenido esa espera que se rompe en el labio
y se engarza en la lengua;
ni he tenido el beso de las caracolas;
siempre destroza la espera
con el ceño fruncido, la lágrima
o el esquerzo de la mejilla.
…Y, sin embargo,
me empeño en esperar
en aeropuertos
como vuelvo todos los días
al amor en busca del beso
para encontrar las cristaleras
contra las que se suicidan (sin saberlo)
los gorriones.

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