Hay que vigilar, por las noches

Hay que vigilar, por las noches,
a los monstruos que habitan
los armarios
arrebujados en sus madrigueras de sueño
a la espera del párpado caído
y las cortinas raídas.

Hay que dormir al acecho
con la cintura ceñida
y las sandalias prestas
para que no nos sorprenda el sol
en el amanecer de las contraventanas.

Hay que mantenerse firme
en las atalayas de las sábanas
y emplear el catalejo del sueño
para descubrir los movimientos silenciosos
de las criaturas de las alacenas.

Hay que hacer sonar los cuernos
cuando los monstruos anegan los portones
como un corrimiento de tierras
que nos devuelve a la cama y al sueño
donde el olvido tiene forma de mañana.

Comentarios

Entradas populares