En los torreones del tiempo

En los torreones del tiempo
extraemos los ladrillos caravista
a fuerza de sudor y ojos de niño.

Recorremos sus estancias
como quien pasea por una biblioteca
diseñada por Escher
y habitada por Pierre Menard.

Habitamos en silencio
dinteles y umbrales
y nos columpiamos en los alféizares
esperando la iluminación.

En los torreones del tiempo
volvemos nuestro rostro a los espejos
en busca de ese otro siempre nuestro.

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