Amanecemos nublados

Amanecemos nublados
como el día
o
como cerebros
desvelados
por la niebla.

No vamos despertando
a golpes de cafeína
y mensajes de correo
que nos arrancan
de nosotros mismos.

Traducimos
hasta bien entrado el mediodía
fórmulas del ayer
e invocaciones del mañana
que nos producen hormigueo
en la punta de los dedos.

Y, al mirar por la ventana,
resulta que el cielo se ha despejado
y ahora
donde había un sueño,
brilla azul algo nuevo.

Comentarios

Entradas populares